martes, noviembre 29, 2005

post Post

(Este no es un post; sólo leer después de leer el post anterior)

Ya me estaban preguntando por la crisis de los 50....
Bien: antes que me pregunten por la crisis de los 60, 70, 25..., por la crisis del segundo año de la carrera, por la crisis pre graduación, por la comezón del tercer, cuarto y séptimo año, por la crisis pre y post jubilación, etc. y a riesgo de ser prosaico, les digo que:

  1. No confundan un fenómeno con su explicación (Maturana dixit). El fenómeno es la desazón, la insatisfacción; "la crisis de...", es su explicación.
  2. Y es una mala explicación. Digo mala, por que, entre otras cosas, puesto que una explicación lleva a tomar cursos de acción, entonces las explicaciones pueden ser más o menos poderosas o útiles. Si la explicación es "la crisis de...", casi no me queda más que esperar (a que se produzca, primero, y "a que se me pase", después).
  3. Mejor, creo yo, es estar atentos a las insatisfacciones en nuestras vidas (en sus distintos ámbitos) y declarar estas insatisfacciones a tiempo, y revisar mi responsabilidad en el asunto. Responsabilidad y libertad no son contrapuestas; al revés, si la explicación de un evento hace referencia a cosas que no he dicho, o hecho, bueno: por ahí se empieza a perfilar qué hacer.
  4. Por cierto, hay explicaciones que me doy, y hay explicaciones que les doy (a los demás, a mi mujer, a mi jefe, a mis hijos). Reconozco que ahí pueden dar ganas de echarle la culpa al empedrado: "no soy yo, es eso"..... "Compréndanme", o "disculpenme", falta decir no más.

Ya. 'Ta güeno.

(Sin poesía por ahora).

viernes, noviembre 25, 2005

A Midlife Crisis

Hacía tiempo que tenía este tema en mente. La famosa crisis de "los 40", que muchos pacientes de entre 35 y 45 años llegan postulando como su problema.
Esta semana ví otros dos. De ahí el post.
Por lo general, no son como la crisis que Patton & Cia nos describen en su canción, relacionadaas sólo con las delicias de la vida conyugal y doméstica, sino más vastas, más "existenciales".

De partida, quiero decir que nada hay en nuestro cerebro que nos haga pasarlo mal a esta edad. No es la edad; más bien, no es la cronología, exactamente, sino el hecho de estar a medio camino de la vida, inicindo "el segundo tiempo", con etapas que se cierran y la certeza de que nos queda menos tiempo. Memento mori, nos recuera alguien desde la antigüedad; recuerda que has de morir. Advertir de pronto que el tiempo es muy poco, como nos dice Andrés Calamaro en El Loco. Que envejecemos, pues. Que ya no somos los mismos, que nos cansamos antes de tiempo, que vemos menos, que nos arrugamos y encanecemos.

Hay un sufrimiento grande en esto de pelear contra lo inevitable, es una guerra perdida de antemano. Muchas mujeres -y algunos caballeros, también ahora último - saben de lo que hablo.

¿En qué quedaron los sueños, mis sueños? ¿Cuál es el sentido de mi vida? Ese es, me parece, uno de los desafíos más importantes: darle sentido a este suceder cotidiano.

Por mi parte, les quiero decir que he descubierto que la vida empieza a los cuarenta. Perdónenme mis lectores jóvenes. Igual lo pasé mal, por cierto. Tal vez ese descenso al infierno es necesario para alcanzar la paz; no lo sé. He visto algunos que se quedan pegados, y "viven" vidas amargas que hacen amargas la de otros.

Aceptación, aceptación. Y pararse desde ahí, después, a ver qué posibilidades nos da la vida.

Un poema, por supuesto, para terminar. De uno que ha aceptado y mira en paz su presente.



LO QUE VALE UNA VIDA
Estoy en esa edad en la que un hombre quiere
por encima de todo ser feliz, cada día.
Y al júbilo prefiere la callada alegría
y a la pasión que mata, la renuncia que hiere.
.
Vivir entre las cosas, mientras que el tiempo pasa
-cada vez menos tiempo para las mismas cosas-
y elegir las que valen una vida: las rosas
y los libros de versos, y el viaje y la casa.
.
Hasta ahora he vivido perdido en el mañana
-seré, seré, decía- o en el pasado -he sido
o pude ser, pensaba -y el mundo se me iba.
.
Ahora estoy en la edad en la que una ventana
es cualquier aventura, y un regalo el olvido.
Ya no quiero más luz que tu luz mientras viva.
.
De Rafael Juárez (Sevilla, 1956).
Vale.

martes, noviembre 01, 2005

Trastorno Obsesivo Compulsivo: el famoso TOC

Encontré algo simpático acerca del TOC. Alguno de ustedes, "tienen" eso, y toman medicamentos y van a terapia para ponerle riendas a la "loca de la casa".
Bueno, lean esto: manía -la preocupación fija, etc.
Y, esto: algo así como aprovechando la manía: ajá.
Bueno: leemos -y leemos blogs, ahora - para saber que no estamos solos en el mundo.
No estamos solos en el mundo.
No estamos solos en el mundo.