jueves, agosto 30, 2007

La Poderosa Muerte

Conocí a Andrea, y a su madre. Hacía unas semanas que no sabía de ella; por entonces estaba bien, aún, enamorada y, parecía, feliz de estar viva.
No se qué pasó estas últimas semanas; lo obvio es que no me visitó: que nuestra relación no alcanzó a ser estrecha, sólida, de ayuda. Que no pude ayudarla.


La poderosa muerte.
Silencio.

Preguntas, tantas preguntas.
Silencio.


Rezo por vos, Andrea. Por tu madre. Por nosotros, los que nos quedamos aquí, todavía.